Nuestros seguidores están ya aquí con sus maravillosas Recetas Fáciles, nuestro amigo Rubén Berrocal, Social Business Consultant de www.hubtalent.es (Hubtalent) nos ha enviado este magnifica mermelada casera de tomate agridulce, que os ofrecemos aquí con categoría de 10. Gracias por tu aportación esperamos muchas más, que sabemos que además de un gran emprendedor y buscador de talentos, tu eres el mejor.
La receta la copiamos exactamente como nos la envía, con su maravillosa prosa que lo hace único (os recomiendo lo leaís detenidamente, además de un gran cocinero es súper divertido).
Preparación
“Esta receta es sencilla, original y sirve para acompañar platos salados o embutidos. Ideal para acompañar también rebozados, o tortilla de patata. Realmente, por lo poco habitual, te hace quedar como si fueras un gourmet de nouvelle cuisine, aunque sea más sencillo que desagradar a una suegra – por ejemplo-.
Cuece los tomates durante un tiempo, hasta que se ablanden y puedas retirarles la piel. Mientras realizas esta tarea, no hay nada que puedas ir adelantando, por lo que es esencial que tengas a mano los dos primeros botellines.
Una vez cocidos –los tomates- retírales la piel. En la misma olla en la que han hervido, una vez vacía, pon a calentar un chorrito de aceite de oliva. Corta los tomates en trozos, y ponles a freír a fuego lento con una pizca de sal (para que suden el jugo más rápido). Echa una cucharada de pimentón picante, y remueve para que se reparta bien.
Mientras van friendo, procura ir aplastándoles, para que vaya formando una masa triturada. En paralelo, coge un vaso y llénalo como a la mitad de azúcar, y a la mitad de agua. Intenta diluirlo lo más posible, y únelo al aparente mejunje que tienes en la olla. Según vaya hirviendo, añade un vaso de agua más, y bate todo con la batidora (si hemos añadido agua fría, podremos hacerlo en la misma olla).
Ponlo a hervir de nuevo, y una vez rompa, abre el tercer botellín mientras reflexionas sobre cuestiones irrelevantes como Eurovisión o el último derby. Cada cierto tiempo, remuévelo. Cuando veas que va cogiendo consistencia, y ha ido evaporando más o menos la mitad del agua, retíralo del fuego y ponlo a enfriar en la nevera en un recipiente de barro – o algo que aguante bien la temperatura elevada que tendrá la mermelada al pasarla desde la olla-.
Como es lógico, a la que abrimos la nevera para meter el recipiente escogido, nada nos debe impedir coger otro botellín, de modo que además generaremos el hueco necesario para el recipiente (el equivalente al espacio de los cuatro botellines que inicialmente allí había)
Ojo con este punto, porque si nos hemos pasado en el hervido, se parecerá más a la miel – y quedará empalagoso y no es lo que buscamos-, y si nos hemos quedado cortos, se quedará aguado.
Desgraciadamente no puedo dar más consejo que lo evaluéis a ojo. Tened en cuenta que cuando enfríe, quedará siempre algo más consistente que cuando estaba en la olla.
Lo más probable es que acabéis realizando esta receta hasta dos y tres veces antes de que le cojáis el punto, por lo que si lo que queréis es impresionar a alguien en una cita, lo mejor es que las dos noches previas hayáis cenado sucedáneo aproximado de mermelada de tomate vosotros solos también.
Sugerencias: Puedes coger lonchas de cecina, que, enrolladas y rellenas de esta mermelada, con un chorrito de aceite de oliva y poco de perejil, pueden hacer creer a tus comensales que no eres el zote culinario que siempre han sospechado.
Variantes: Si sustituyes los tomates por la cebolla, el resultado es también espectacular, y el contraste de dulce/salado, es, si cabe, más impactante, y nuevamente podrás fardar de tu nivel gastronómico, aunque hacer esto sea más fácil que un sofrito. La mermelada de cebolla combina espectacularmente con el queso joven.”
Comentarios
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Esta mermelada estaría también buena con pate